Cuando era pequeño y observaba las fotografías familiares a blanco y negro, pensaba que antes no existían los colores o que eran tiempos ausentes que me daban una sensación inquietante, es desconcertante no saber qué colores estas viendo cuando tienes 5 años y el poder del blanco y negro invade tu mirada sobreestimulada y llena de los colores chillantes de las caricaturas.
El blanco y negro es una ventana a otras dimensiones donde los colores no existen y se reduce la esencia de las personas, los paisajes y los objetos a una escala de grises muy particular y cuya imagen esta llena de detalles nítidos y tonos suaves.
Tomar fotografías en blanco y negro, más allá de suprimir el color, implica imaginar desde las fronteras y los límites de la escala acromática. Es un reto que conlleva reflexión y experimentación de lo que es visto y lo que quiere ser fotografiado.
Un rollo B&N es mucho más complejo que un filtro digital, ya que es la naturaleza misma de la foto observada, es una reducción pero al mismo tiempo una ampliación del paisaje. El Superpan 200 proporciona suficiente rango de exposición como para jugar con las sombras, las pieles, las texturas y básicamente cualquier finalidad que se le quiera dar. Es un rollo que tiene mucho contraste, por lo cuál tiene suficiente información para apreciar las escenas en su totalidad.
Este rollo lo tomé con una cámara point and shoot Kodak EC200, documenté mis convivencias y escenas que atrajeron mi ojo, sin embargo, siento que no logré explotar todo el potencial que el Superpan tiene, pero a pesar de eso quedé satisfecho con los resultados y errores que logré.
