En la comunidad de fotografía análoga es muy común escuchar sobre rollos caducos. Estos rollos tienen cierto atractivo ya que son difíciles de ver y pueden encontrarse en venta a un menor precio que emulsiones frescas, dependiendo el tiempo que haya pasado desde su caducidad, sin duda una ventaja para aquellos que buscan opciones más económicas. Puede ser incluso que el primer rollo que tomé haya estado vencido, pero yo no tenía idea de eso.
Los rollos caducados son aquellos que han sobrepasado su fecha óptima de uso, es decir, que los químicos de la emulsión pueden haber perdido sus propiedades en mayor o menor medida según la forma en que se haya almacenado el carrete. El calor y la humedad tienden a degradar más rápido los componentes de la emulsión, por lo que siempre es recomendable almacenar estos rollos en un sitio seco y fresco.
Cada rollo tiene una fecha de caducidad impresa en la caja. Esta fecha no es exacta como en los alimentos, sino que a partir de ésta los químicos se van descomponiendo gradualmente de acuerdo con las condiciones en las que se almacene el carrete. La descomposición de estos químicos provoca que se pierda saturación en los colores, disminuya el contraste y aumente el grano. Eventualmente la película se volverá neblinosa hasta que pierda la sensibilidad por completo.
Cabe aclarar que no todas las películas envejecen de la misma forma: aquellas de mayor sensibilidad tenderán a descomponerse más rápido que las películas de ISO bajo. Igualmente, las películas en blanco y negro suelen degradarse en menor medida porque no hay una pérdida de color, sólo de sensibilidad, lo que afectará principalmente en el contraste y la nitidez de la imagen.
Para disparar rollos caducados es recomendable hacerlo en una cámara manual para tener el control total de la luz que vamos a darle al rollo. Esto es importante, incluso hay una regla que dice que se debe sobreexponer un paso por cada diez años que hayan pasado a partir de la fecha de vencimiento, pero esto no es del todo cierto, sino que, como mencioné antes, depende de las condiciones ambientales en las que estuvo almacenada la película.
Después de la introducción teórica, pasemos a la parte interesante: tirar el rollo. Fuimos al parque la Mexicana en Santa Fe para probar dos emulsiones y compararlas, lo que aproveché para tirar un Kodak Gold caducado en 2006. Esta emulsión es de ISO 200 y ese día estaba plenamente soleado, así que la iluminación no fue un problema.
Medí mi exposición a ISO 50, 100 y 200 en diferentes tomas para ver con qué ajustes obtenía mejores resultados. El rollo se reveló a su ISO de caja y lo sorprendente fue que los tres dieron buenas imágenes, algunas que tomé a ISO 50 salieron sobreexpuestas, pero bastó un mínimo ajuste en Lightroom para tener fotos como si fueran de una emulsión fresca; incluso hicimos una comparación que puedes ver en nuestro Instagram entre un nuevo Fuji 200, Kodak Gold fresco y Gold vencido, donde las tres emulsiones se ven prácticamente igual, ya que las escaneamos en el Noritsu HS-1800 que nos permite hacer algunas correcciones de color y exposición.
Me llamó la atención que las sombras se opacaron hacia los rojos y anaranjados, pero no fue algo que disminuyera la calidad de las imágenes en absoluto. Fue una gran ventaja tener un día soleado porque así las gamas tonales resaltan mejor, sobre todo en los paisajes, donde se pueden hacer distinciones en colores como el verde de los árboles o la vegetación del lugar. En las fotos de abajo puede notarse la diferencia de tonos que van del verde al amarillo, al rojo o incluso al mismo verde con tinte azulado. Me refiero a que la imagen no se ve plana, sino que, aún con una emulsión caduca, las diferencias de color se siguen reproduciendo de manera fiel.